Nunca te ha pasado que te pones una blusa, sin mangas, flojita, fresquita y a las dos horas… hueles a choto? A mí sí, y si yo olía mal la blusa ni te cuento. Antes de interesarme por los materiales de las telas (no por las telas en sí, que siempre me han fascinado) asumía que algunas telas transpiraban mal, cogían mal olor, y punto. Pero ahora sé más, mucho más, de por qué cogen semejante peste y cómo evitarlo.
La parte de la moda que siempre me preocupó fue la de las personas que estaban detrás: me horrorizaba saber que por muy bonita que fuese mi blusa una pobre niña india estaba siendo explotada para coserlo. Y la parte medioambiental me preocupaba menos. No es que no me preocupase, pero era más sensible a la situación laboral de la que salían mis prendas.
Cuando entré en contacto con Fashion Revolution, empecé a seguir firmas de moda sostenible, a leer a otros activistas, y vi que había una parte medioambiental muy gorda detrás de la moda. No solo por los desechos (de los que ya hablaremos otro día) si no por la fabricación de las telas en sí.
¿Escuchaste alguna vez eso de que para hacer tus vaqueros se utilizan unos 7.000 litros de agua? Esto se debe a que para elaborar el algodón con el que se hacen, primero hay que cultivarlo, y en su cultivo se gastan unos 1000 litros de agua por cada kilo de algodón. Este es el primer impacto medioambiental, y además de los más conocidos.
Pero bueno, esta entrada no es para hablar del impacto medioambiental de las telas, si no de porqué esa blusa de la que os hablaba apesta, aunque cierto es que ambas cosas están relacionadas.
La razón principal por la que mi blusa apesta, como igual ya te has imaginado, es que estaba hecha de poliéster. Bueno, y si no te lo imaginabas, es porque no sabes lo terrible que es este tejido que forma parte del 60% de las prendas que se comercian actualmente. Existen varios motivos para que se use tan frecuentemente en moda: es barato, no encoge, no se arruga… y sus fibras son resistentes al agua: esta es la razón por la que se usa en mucha ropa técnica (chubasqueros, mochilas, etc.) y por la que mi blusa apesta. Y es que al igual que es resistente al agua, es resistente al sudor, fundamentalmente: ¡no transpira! Esto no significa que sea impermeable, aclarémoslo. Lo hilitos que forman la tela sí lo son, pero el espacio entre ellos deja pasar el agua. Pero claro, esos hilitos no transpiran, nuestro sudor se queda sobre ellos, el agua se evapora, y al final lo único que queda de ellos… es lo que peor huele de nuestro sudor.
¿Y qué tiene que ver esto con el medioambiente? Pues que el poliéster fundamentalmente es plástico (por eso es resistente al agua). Explicación técnica: el poliéster resulta de la polimerización de etilenglicol derivado del petróleo y ácido tereftálico purificado, que se funden para producir tereftalato de polietileno (PET). Exacto: el mismo plástico que las botellas de agua. De ahí que ahora esté tan de moda realizar tejidos de poliéster con botellas de plástico recicladas.
Es maravilloso que la industria de la moda haya encontrado una solución a la producción de poliéster fabricándolo a partir de botellas, ¿verdad? Pues no tanto. Para mí casi roza el greenwashing (sobre todo si se trata de prendas que pueden ser fabricadas en tejidos naturales). Lo de que un tejido venga de reciclar otra cosa, suena super bien. Pero si esas botellas se reciclaran para hacer otras botellas, una vez usadas se meterían en el contenedor de plásticos, se volverían a reciclar para hacer botellas y así una y otra vez. Bueno, el proceso no es tan perfecto (lo expliqué así para simplificar), pero es mejor que lo que pasa cuando se reciclan para hacer poliéster: que la prenda, una vez usada, dificilmente se puede llevar al contenedor de plástico para reciclar. Y es que en muchas prendas será necesario separar el polyester de otros componentes (cremalleras, botones, etc), y en muchos casos el polyester ya se ha mezclado con otros tejidos (por ejemplo, algodón) para obtener las ventajas de ambos tejidos en la prenda.
No voy a entrar en los otros grandes inconvenientes del poliéster, de hecho pensaba escribir sobre diferentes tejidos. Pero es que lo del poliéster y su reciclaje en la moda… tiene mucha tela. Existen muchas alternativas y por suerte no son difíciles de encontrar. De todas ellas hablaré en otra entrada. Pero en esta, en conclusión, os digo: no os vistáis con poliéster, contamina y sobre todo… olerás muy mal.